domingo, 29 de junio de 2008

El amor es un silencio habitado

Este debería ser un blog de poesía, pues se supone que es lo que escribo. Aquí algo del poemario "Un silencio habitado"


ORIGEN DEL SILENCIO.

Además de pertenecer al árbol
Ceiba de rugoso tronco
He sido gota de savia
Raíz, tallo y pétalo de otras flores.

He sido tierra fértil
Ultrajada por el hacha del silencio
Y he bebido mi sangre
Para saber quien soy
Y odiarme un poco.

Animal en peligro de extinción
Oxigeno envenenado
He sido una pluma tenaz
Que escribe y escribe
Con una tinta inacabable
Sobre el lomo de las palomas.


Fedra Rodarte

sábado, 28 de junio de 2008

La mujer que quisiera ser.

La mujer que quisiera ser.
Habrán pasado ya nueve años, o casi diez desde que Sex and the city era la serie por excelencia. Controvertida, irónica y abiertamente “superficial” para algunos, la serie conquisto los corazones femeninos. Recuerdo claramente haber leído algunas reseñas de la serie, en mi contexto de esa época, no me inspiraba la menor curiosidad, ni siquiera por el morbo de las escenas de sexo. Era una perfecta paceñita joven y casada.
Algunos años después, separada y arrojada a las garras de vivir mi propia vida vi por primera vez un capitulo de la serie, en el canal Cosmopolitan del cable. Recuerdo que lloré, recuerdo con claridad como en cada uno de los diálogos me encontraba a mí platicando con mis amigas, me encontraba en la solidaridad que sólo las mujeres son capaces de entender y de procurar para sus pares. Y analizaba, de neoyorkina no teníamos ni la ropa de Dorians, que es americana pero hecha en china o en México o en Vietnam, habría la similitud total con el vicio de hablar, de tratarnos de explicar las cosas y también con la acción de escuchar.
Así me convertí en una sexomaniaca, si se me permite el término, en retroceso. Esperaba con ansia el martes a las 9 cuando de pronto se le ocurre a Cabletec quitar el Cosmopolitan, que dicho sea de paso, yo veía de gratis en casa de una amiga. Así que me fui por las temporadas, rentando una tras otra y en complicidad con mi hija y mi hermano Diego, teníamos unos maratones de lágrimas risas y palomitas con chamoy.
Esta tarde vi por segunda vez la película, e intente verla con ojos críticos, poniéndome en los zapatos de otros, y pensé es cierto, puedo criticarle muchísimas cosas. Escuche decir a un hombre es una película para mujeres, algo similar leí de un critico en Inglaterra país donde se hizo el estreno mundial de la película. Y es cierto, una película para mujeres dirigida por un hombre basada en la novela escrita por una mujer.
Algunos opinan que la película se sale demasiado de los objetivos de la serie, que muestra cosas demás, pero para otros, simples mortales voyeristas de la pantalla electrónica, amantes de los capítulos de la serie, el sueño perfecto es un capitulo que dure más de dos horas. Y el sueño se hizo realidad.
Y el amor existe si lo esperas con fe o si como Samantha, mi favorita en esta película, decides reencontrarte, aunque esto signifique perder para ganar.
Algo que para mi gusto es un rasgo distintivo de estas cuatro mujeres, es que a ninguna la detienen ni los lazos familiares ni afectivos, de hecho, a lo largo de la serie pocas veces se mencionan a las familias de las protagonistas, no a las familias que ellas han formado, sino a sus familias de origen. Y creo que ahí esta la clave, ahí es donde dejamos de encontrarnos. Las mexicanas, por tradición, traemos a nuestra madre a la sombre de nuestras dudas, igual como amiga compañera y facilitadora en algunos casos, en otros tal vez como imagen de control, de continencia, de sobriedad.

Se de cierto que como crítica de cine moriría de hambre, pero hablo desde mi experiencia de espectadora. Aún así, creo y defiendo la incalculable dimensión de la amistad femenina, y creo que no tiene par. Esa escena cuando Charlotte a media calle protege a Carrie de Big, no tiene nombre.
Por eso hoy me pregunto cómo es la mujer que quiero ser o más bien cómo es la mujer que estoy siendo, que tanto me respeto y que tanto me permito conocerme y que tanto me permito no darle a los otros para dármelo a mi, hablemos de tiempo, de amor, de favores, de libertad, incluso de dinero.
Y creo que sigo aquí intentando encontrar a la que quiero ser, y encontrándome tal vez en un peli con un discurso muy gringo, porqué no aceptarlo, pero esperanzador.
Hace casi un año que no escribía nada en este blog, ahora lo hago porque siento que vale la pena destacar ciertos valores que identifico en esta película: el valor de enfrentarse de equivocarse y de aceptar, el valor de amar a un solo hombre (hay que ser muy valiente para eso), o de tal vez no encontrar el amor y seguirlo buscando, y sobre todo el entrañable valor de la amistad.
Dedico esta entrada a mis amigas, a las que me han cuidado, me han escuchado, y que aún me acompañan y escuchan: Alejandra, Lorena, reciente pero ya entrañable y querida, María Luisa, Mariana, mi queridísima madre Alma Delia a la que le debo entre muchas cosas los ojos lindos y la vanidad, gracias por hacerme tan mujer en estos tiempos tan raros. A Olga, Irma, Nidia, Anita, a mi hija Aurora con la que me entreno en el arte de ser mamá. Y muy especialmente a una que está muy lejos y ojalá algún día lea este blog. A ti Angélica Martínez, gracias por todas las veces que sin importar la hora fuiste hasta mi lejana casa nada más para abrazarme porque no podía parar de llorar, cuando no podía entender porqué el amor se me había ido de las manos y no lo supe cuidar. Gracias por enseñarme tu valor, y por tus palabras de aquella tarde que Irma y yo te llevamos al aeropuerto pese a toda nuestra tristeza. Dijiste: que nunca se te olvide, la lucha de una mujer no termina nunca. Y créeme que nunca se me ha olvidado y que sigo luchando y aprendiendo. Un abrazo a donde quiera que estés.