sábado, 7 de mayo de 2011

Regresando.

Cuando una mujer toma una decisión, el mundo debería pararse y reverenciar, así como cuando una mujer canta, o actúa o escribe, o mejor aún, cuando una mujer dé a luz.
Yo he regresado, y muy bien!!! fue un viaje corto e inesperado, pero aprendí. Sabia que mi corazón, con esa nobleza insana de los corazones femeninos, inevitablemente se enamoraría, pero aprendí, para bien mio, que el fin no es el medio y que el amor es el fin y no siempre quien tu esperas es el medio. El medio para el amor es uno mismo.
El amor, inevitablemente, crece despiadadamente, dice una amiga, pero quien realmente lo sabe decir mejor que yo, es este maravilloso Pedro Salinas, español perteneciente a la famosa generación del 27.

Razón de amor
Pedro Salinas

¿Serás, amor,
un largo adiós que no se acaba?
Vivir, desde el principio, es separarse.
En el primer encuentro
Con la luz, con los labios,
El corazón percibe la congoja
De tener que estar ciego y solo un día.
Amor es el retraso milagroso
De su término mismo:
Es prolongar el hecho mágico
De que uno y uno sean dos, en contra
De la primera condena de la vida.
Con los besos,
Con la pena y el pecho se conquistan,
En afanosas lides, entre gozos
Parecidos a juegos,
Días, tierras, espacios fabulosos,
A la gran disyunción que está esperando,
Hermana de la muerte o muerte misma.
Cada beso perfecto aparta el tiempo,
Le echa hacia atrás, ensancha el mundo breve
Donde puede besarse todavía.
Ni en el llegar, ni en el hallazgo
Tiene el amor su cima:
Es en la resistencia a separarse
en donde se le siente,
Desnudo, altísimo, temblando.
Y la separación no es el momento
Cuando brazos, o voces,
Se despiden con señas materiales:
Es de antes, de después.
Si se estrechan las manos, si se abraza,
Nunca es para apartarse,
Es porque el alma ciegamente siente
Que la forma posible de estar juntos
Es una despedida larga, clara.
Y que lo más seguro es el adiós